Cuando hace un año Natalia Concepción recibió la llamada del ministerio no se lo podía creer. Había ganado el primer premio Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales 2021 en la categoría de Actividad Pesquera o Acuícola. Llegaba así el reconocimiento al trabajo que venía haciendo desde 2017, cuando decidió emprender un proyecto innovador de cultivo, deshidratación y procesado artesanal cien por cien puro y natural de espirulina. Un producto de gran calidad y elevado valor nutricional que muchos expertos consideran uno de los “alimentos del futuro”.
Años antes, finalizados sus estudios de Biología y Microbiología, un tipo de microorganismo ya había llamado la atención de Natalia Concepción. Tenía tanto potencial nutricional que pensó que podía ayudar a acabar con los problemas actuales de malnutrición, agua, tierra y alimentos. Posteriormente se mudó a Burguillos del Cerro, un pequeño municipio de Badajoz, con la cabeza llena de ideas y el corazón lleno de ilusión. Quería hacer algo innovador que ayudase a cambiar el mundo. “La espirulina se extrae de un género de cianobacterias” –capaces como tales de hacer la fotosíntesis–, “aunque comúnmente se la considera un tipo de alga. Es el alimento con mayor densidad nutricional que existe en la naturaleza”, explica Concepción, y continúa: “Está compuesto por un 60 % de proteína vegetal, posee todos los aminoácidos esenciales y no esenciales, un montón de vitaminas, minerales, enzimas, ácidos grasos…” Tanto es así que con una cucharada sopera rasa de espirulina artesanal tendríamos todas nuestras necesidades nutricionales diarias cubiertas.
La explotación tiene en Burguillos del Cerro (Badajoz) las mejores condiciones para el cultivo de espirulina: agua pura, sol para la fotosíntesis de las cianobacterias y buen clima.