“En los pueblos aún se da el sexilio rural”


Franchesqui López

01 de Julio de 2021
Dinamización rural

Francisco Javier. Alias “Franchesqui_López”. Alias “La marika de pueblo”. Tras estos dos nombres artísticos, y a sus 22 años de edad, se encuentra uno de los más destacados e influyentes activistas rurales del país.


  • El “influencer” rural Franchesqui López – también conocido como “la marika de pueblo” – habla con la Red Rural Nacional sobre derechos LGTBI en el medio rural

 Con cerca de 9.000 seguidores en Instagram y con la friolera de 175.000 seguidores en la red social TikTok, Franchesqui usa las plataformas virtuales para hablar de los derechos LGTBI en los pueblos, así como para mostrar su trabajo – esporádico – en el campo y su modo de vida rural.

Con naturalidad y desparpajo, y valiéndose del rigor de algunos especialistas a la hora de elaborar ciertos vídeos (por ejemplo, para hablar de las enfermedades de transmisión sexual) Franchesqui usa la ventana de las redes sociales para compartir no sólo contenidos didácticos, sino también sus experiencias como vecino de Almendral de Zafarraya, un pueblo de 300 habitantes de Granada.

Y, aunque estudiante universitario de educación social por la Universidad de Almería, la pandemia lo ha traído de nuevo a la casa familiar para estudiar a distancia.

Red Rural Nacional: ¿Cómo es la vuelta al pueblo Franchesqui?

Franchesqui: Pues la vuelta al pueblo me ha traído de nuevo a ayudar a mis padres en el campo. Mi madre es ama de casa y mi padre se dedica tanto a la hostelería, pues lleva un bar en el pueblo, como al campo, porque disponemos de un “campito grande” cuya producción vendemos a Mercamálaga y a productores locales. A mí no se me caen los anillos por trabajar la tierra. Lo cierto es que aprendo mucho, aunque me quita todo el tiempo de ocio. El campo me enseña a gestionar bien el tiempo y mis emociones. Y, como dice mi madre, “me da un oficio para el verano”.

RRN: ¿Este modo de vida sería tu proyecto vital a medio y largo plazo?

F: Mis planes de futuro pasan por trabajar de educador social y además compaginarlo con estudios y trabajos de comunicación audiovisual. Me encanta la fotografía y la edición de vídeo. Lo audiovisual es mi pasión, pero lo social es mi vocación. Y aspiro a poder compaginar ambas facetas.

RRN: ¿Cuándo y por qué decides dar el salto al mundo de las redes sociales?

F: Decido asomarme a ellas en mi adolescencia cuando estoy en el armario. YouTube me acercó a realidades que yo desconocía y que me mostraban un mundo en el que yo sí encajaba. Dejé de considerarme un enfermo. Lo cierto es que a través de las redes sociales empecé a descubrir el movimiento LGTBI y a conocer el concepto de “amor propio”. También me salvaron de una ruptura sentimental que tuve a los 16 años. Era una relación tóxica, no sólo porque estuviésemos en el armario, sino porque se daba una situación de control y superioridad por ser una persona más mayor que yo. Y fue el hacer vídeos para YouTube lo que me permitió hacer el duelo a la vez que iniciaba el proceso para salir del armario.

RRN: ¿Has conocido acoso en el instituto por tu orientación sexual?

F: Sí. Lo pasé mal y llegué a tener pensamientos de suicidio. Pero una vez lo superé, empecé a quererme a mí mismo y a no importarme lo qué pensaba la gente. Lo que sí me preocupaba era mi familia. Así que una vez estuve empoderado como persona me enfrenté a ese proceso también.

RRN: ¿Cómo fue la reacción familiar?

F: “Te mato” fueron las primeras palabras de mi padre. No quiso aceptarlo. Pasamos 3 meses sin hablarnos. Pero con el tiempo, y con mucha paciencia por mi parte a la hora de deconstruir sus prejuicios, empezamos a hablarnos. Mi padre ahora es consciente de que no necesito su aprobación ni su validez para desarrollar mi vida. Y eso ha sido un trabajo de reeducación familiar por mi parte. Y de apertura por la suya. Mi madre ha desempeñado un papel fundamental en la reconciliación, pero ha sido un trabajo duro por ambas partes.

RRN: ¿Qué reivindicas tras la identidad de “marika de pueblo”

F: “Marika de pueblo” reivindica lo femenino, porque la misoginia lo abarca todo hasta el punto de querer criminalizar el término de “maricón” o todo aquello que pueda ser femenino. Mis contenidos en las RRSS hablan sobre diversidad, feminismo y racismo. El movimiento LGTBI va mucho más allá de ser gay u homosexual. Se trata de deconstruir estigmas para todas las personas en general. Ser activista implica posicionarse activa y políticamente frente a las etiquetas y las criminalizaciones por temas de identidad de género u orientación sexual. El activismo ha de servir como llave de cambio de conciencia. Y para mí es fundamental el “humor educacional”: mis vídeos en TikTok usan el humor para derribar prejuicios.

RRN: ¿Crees que las personas con orientación homosexual lo viven de manera distinta en un pueblo que en la ciudad?

F: La vida de los gais en los pueblos es difícil. Tu vida pertenece a los demás porque todos se conocen entre sí, y esa especie de “vida compartida” lo magnifica todo: tanto lo que se te quiere, como lo que se te desprecia. En el pueblo aún existe el “sexilio rural” (abandonar el lugar de origen por tu condición sexual) porque mucha gente elige no expresarse y quedarse dentro del armario.

RRN: ¿Cuál es tu percepción respecto a los avances en materia de igualdad y respeto entre las personas?

F: Los derechos LGTBI están conseguidos hoy a nivel jurídico y legal. Y eso, en España. A nivel social, aún no. Esa es la lucha de ahora: la batalla contra la estigmatización social.