Se trata de un hotel rural cercano al Monumento Natural de Montaña de Tindaya que trata de revitalizar la zona creando empleos, creando productos locales, realizando educación ambiental para poner en valor las áreas aledañas y tratando que los escolares de la isla conozcan la utilización de los hornos de cal y de los tanques de agua tradicionales, así como tengan conocimientos sobre las construcciones típicas de la isla. Su dueña tiene como valores la recuperación de los territorios olvidados apostando por la restauración de una vieja casa en medio de la naturaleza rural; la creencia de que contaminar es un pecado mortal y por eso utiliza material ecológico y sigue estudiando y aprendiendo técnicas para hacerlo confortable y atractivo; la reutilización tratando de arreglar aquello inservible y roto y el reciclaje de lo que otros desechan.