El Consejo de Ministros aprobó el 27 de enero de 2017 la creación del Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico, a cuyo frente nombró a Edelmira Barreira, con experiencia en la Dirección General de Administración Local en la Xunta de Galicia y en la Secretaría de Política Social del Partido Popular. Su nombramiento parte de uno de los acuerdos alcanzados durante la última Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas. La entrevista, realizada a través de un cuestionario, busca conocer los planteamientos de la comisionada sobre la situación y alternativas a la despoblación, en especial a partir de otro acuerdo de la misma conferencia: encomendar al Gobierno de España la elaboración de una Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico.
¿Podría darnos algunas pinceladas sobre las principales líneas de actuación que abordará la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico y los plazos planteados?
P artimos de la convicción, como señalaba el propio acuerdo de la Conferencia de Presidentes, de que el cambio demográfico, y con ello especialmente las dinámicas de despoblación, demanda la cooperación entre todos los niveles del Gobierno y todas las Administraciones Públicas, y que también es necesaria una mayor sensibilidad hacia estos desafíos por parte de todas las políticas públicas. Por tanto, trabajamos con un planteamiento global y transversal, tratando de favorecer el concurso de todas las Administraciones, y también una perspectiva conjunta y de futuro, sabiendo que abordar una evolución demográfica de décadas exige pensar en estos términos.
Para ello, hemos creado un grupo de trabajo de carácter interinstitucional en el que todos los niveles de la Administración están presentes y hemos acordado tratar las diferentes manifestaciones de la evolución demográfica. Entre estas se encuentran el envejecimiento y la sostenibilidad demográfica y, de forma específica y diferenciada, la problemática asociada a la distribución de la población, como es el caso de la despoblación, reconociendo los trabajos avanzados en las comisiones del Senado o en foros como el de regiones españolas con desafíos demográficos.
Entre los temas imprescindibles se supone que se consideran los que tratan el problema de manera integral, incluyendo diversificación económica, servicios de salud, educación, transporte, etcétera
Abordar una problemática tan compleja como es la despoblación demanda, naturalmente, una perspectiva integral y transversal en la que se tengan en cuenta los diferentes ámbitos de las políticas públicas y también los distintos niveles competenciales. Lo que se ha señalado desde diferentes foros es la necesidad de atender como prioridad a la generación de oportunidades y la igualdad a la hora de desarrollarlas, así como a la calidad de vida en estas zonas.
Es preciso potenciar los recursos endógenos, como factores de crecimiento, emprendimiento y empleo, y también facilitar el acceso a los servicios públicos, con la misma voluntad; cuestión por la que es fundamental apelar a la colaboración entre las Administraciones Públicas, para que los esfuerzos en este sentido reviertan con la máxima eficiencia.
Existe un planteamiento nostálgico (que últimamente se está viendo en los medios de comunicación) que se fija en los pueblos en los que quedan pocos habitantes. ¿Cree que conviene mantener habitantes en todos los sitios? Y de todos modos, ¿cree que deben tener algunos servicios esenciales?
La despoblación es un problema que viene de lejos, desde el éxodo rural en los años cincuenta, pero que a día de hoy manifiesta su intensidad. En catorce provincias, más del 80 por ciento de todos sus municipios no pasan de mil habitantes; pero más acuciante incluso es la situación de aquellos que no pasan de cien empadronados, actualmente el 16 por ciento del total. Consideramos fundamental paliar el avance de estas dinámicas y revertirlas siempre que sea posible. Hay estudios que hablan de situaciones irreversibles, pero no debemos caer en la resignación. La clave es que la gente pueda desarrollar su vida en un pueblo, con oportunidades de empleo y de acceso a los servicios, poniendo en valor, en todo caso, lo que representan en nuestro país los pueblos, como parte de nuestro patrimonio y de nuestra identidad.
Hay expertos que piden fijarse, como ejemplo, en los modelos de pueblos que están manteniendo la población.
Uno de los planteamientos que defendemos es, desde luego, la importancia de atender a las buenas prácticas y a las iniciativas que desde las Administraciones Públicas y desde la propia sociedad civil se ponen en marcha para la revitalización de estas zonas. Es justo, además, reconocer la iniciativa de emprendedores, asociaciones, grupos de acción local, etcétera, con experiencias de todo tipo, que contribuyen, además, a trasladar el importante mensaje de que es posible y es positivo vivir y trabajar en un pueblo. Una tarea en la que es importante también señalar los espacios de diálogo y difusión, como la jornada sobre experiencias de éxito y buenas prácticas para revertir la población organizada recientemente por la Red Rural Nacional.