Sumario

Territorios sostenibles

Es injustificable que Extremadura carezca de una plataforma logística y un tren dignos

Manuel Mejías Tapia, director general de Desarrollo Rural de la Junta de Extremadura

La economía circular es un concepto económico que se incluye en el marco del desarrollo sostenible y cuyo objetivo es la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio en materias primas, agua y fuentes de energía. Se busca pasar de un modelo productivo lineal (producir, usar y tirar) hacia otro circular, basado en el principio de ciclo cerrado de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía; algo que también afecta a la cadena alimentaria.

De seguir con el actual modelo lineal se agotarían nuestras fuentes y suministros, por eso la economía circular se ha convertido en la esperanza. Con esta fórmula cerraremos el ciclo de la producción con el menor impacto para la naturaleza, generando riqueza y empleo. Según recoge la Comisión Europea se podrían crear, para 2030, entre 1 y 2 millones de puestos de trabajo en el conjunto de los países comunitarios.

En el reciente estudio de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se contabilizan más de 4.000 municipios españoles en riesgo de extinción.

Es indudable el debate abierto sobre despoblación en España, sobre todo en el medio rural. En el reciente estudio de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se contabilizan más de 4.000 municipios españoles en riesgo de extinción, la mitad del total. Pero la evolución demográfica de Extremadura no se puede explicar, como sí ocurre con otras regiones, comparando las poblaciones actuales con las de hace 30 ó 40 años. En nuestro caso hay que hacerlo con una perspectiva de cien años para entenderlo y acometer soluciones eficaces. En 1920 contábamos con la misma población que ahora, circunstancia que no se da en ninguna región española; todas han crecido, en mayor o menor grado.

En 1920 la población española era de 21,4 millones de habitantes; ahora es de 46,5 millones. En Extremadura hemos pasado de suponer prácticamente el 5 por ciento del total estatal, a la actualidad, que representamos el 2,3 por ciento.

Sufrimos desde hace un siglo una sangría poblacional, fundamentalmente como consecuencia de la industrialización de otras zonas de España, no solo de la agroindustria, de especial relevancia en nuestra región por su enorme capacidad productiva, sino también la industria manufacturera de todo tipo, incluida la de vehículos, calzado, etcétera, que obviamente las hace más atractivas para desarrollar proyectos de vida.

Especialmente durante la segunda mitad del siglo XX esas inversiones, generadoras de empleos, valor añadido y PIB, han venido acompañadas de otras, tanto de infraestructuras en las poblaciones como de transporte, que posibilitan un tráfico de personas y mercancías acordes con los tiempos en que vivimos, tanto en cantidad como en calidad.

Algo absolutamente injustificable en Extremadura es la carencia de una plataforma logística y un tren dignos, que nos permitan avanzar en la necesaria salida desde la región de nuestros productos a precios y tiempos competitivos, así como la llegada de personas interesadas en conocer, disfrutar e invertir en Extremadura.

Medidas para fijar población.

Asimismo, muchas de las medidas del PDR muestran una discriminación positiva a favor de la mujer, pues es indiscutible que el desarrollo rural tiene nombre de mujer y que serán las principales protagonistas que contribuyan a revertir el despoblamiento en nuestra región.

Por tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior y ante la innegable realidad de cuestiones como la globalización o el cambio climático, debemos establecer mecanismos que nos permitan hacer frente a sus consecuencias, por ello nuestro propósito es ser una región sostenible medioambientalmente, y por supuesto económicamente.

Todos los actores implicados debemos de ser conscientes de nuestra responsabilidad con las generaciones futuras. En este sentido, los agricultores y ganaderos son el eslabón débil de la cadena de valor agroalimentaria, por lo que existe la necesidad de uniones fuertes en el sector productor, o sea fusiones, para que pueda existir una negociación con los otros eslabones. En su decisión está su futuro, y la Junta los apoyará.

Fotografías: Junta de Extremadura.

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