La cerveza artesanal está en auge, también en regiones rurales. Un ejemplo es la cooperativa Cerveza Artesana Bailandera, dirigida por cuatro mujeres que, a través de la innovación y la diversificación, han asentado su negocio, impulsando el desarrollo rural en la sierra norte madrileña. El pasado mes de octubre recibieron el Premio de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales del Ministerio de Agricultura, en la categoría de Diversificación Económica.
Bailandera es una fábrica de cerveza artesanal ubicada en el pequeño municipio de Bustarviejo, en pleno corazón de la Sierra de Guadarrama, en Madrid. Nace como cooperativa en 2015, con ese nombre que honra la Loma de Bailanderos, cercana a la localidad. El proyecto surgió cuando dos amigas de toda la vida, Ana Lázaro y Clara Aguayo, productora audiovisual y arquitecta respectivamente, decidieron dejar sus trabajos para buscar una vida más arraigada en su entorno. Comenzaron como cerveceras nómadas, colaborando con otras fábricas. Posteriormente, se unieron Carmen Cuéllar y Beatriz Pérez, y ahora producen alrededor de 4.000 litros de cerveza cada mes.
Pero la empresa es un proyecto de vida que va más allá de la productividad, y quiere abrazar los principios de la economía social y solidaria: “Buscamos establecer relaciones económicas basadas en la igualdad y alejadas de la competencia y la búsqueda de beneficios excesivos”, comenta Beatriz Pérez. Lo hacen, además, manteniendo al mismo tiempo un profundo respeto por el entorno y las personas involucradas en el proyecto. Con este planteamiento, la empresa ha evolucionado para ser algo más que otra cerveza artesanal y asumir una filosofía que combina lo local con una modernidad desenfadada. […]
Texto: Rosa Ruiz / Fotografía: Bailandera