
18 de Julio de 2025
El sector vitivinícola refuerza su papel en la protección del medio rural ante el avance del cambio climático
- El sector vitivinícola refuerza su papel en la protección del medio rural ante el avance del cambio climático
- Los viñedos bien gestionados actúan como cortafuegos naturales, frenan la propagación del fuego y refuerzan la resiliencia del medio rural
- Proyectos como “Vins de Foc” y “Mas Marès” muestran cómo unir producción vitivinícola, sostenibilidad y protección civil
Cada verano, los incendios forestales arrasan miles de hectáreas en Europa, agravados por el éxodo rural, las olas de calor y la expansión urbana desordenada. Antes este escenario, un actor inesperado emerge como aliado clave en la prevención: los viñedos.
Más allá de su valor económico, cultural y gastronómico, la vitivinicultura bien gestionada está demostrando ser una herramienta eficaz para frenar la propagación del fuego y proteger tanto el entorno natural como la seguridad de las comunidades rurales. La Comisión Europea (CE) y distintos Estados miembros están impulsando iniciativas que integran esta función estratégica en sus políticas agrícolas, medioambientales y de protección civil, en coherencia con la reciente reforma del sector vitivinícola.
Beneficios de los viñedos
El cambio climático ha multiplicado el riesgo de incendios forestales en gran parte del continente. El abandono de tierras agrícolas ha reducido las franjas de cultivo que antes actuaban como barreras naturales. En este contexto, los viñedos ofrecen una respuesta práctica.
Los estudios coinciden que cuando se mantienen adecuadamente los viñedos, éstos pueden ralentizar o detener los incendios de diferentes formas:
Creando interrupciones en el material combustible que alimenta las llamas.
Facilitando el acceso a los equipos de emergencia.
Disminuyendo la intensidad del fuego en zonas de interfaz entre áreas urbanas y naturales.
Contribuyendo a un paisaje en mosaico, más resistente a grandes focos de fuego.
Cabe señalar que la eficacia depende de un manejo correcto, ya que una cobertura vegetal del suelo sin control puede resultar contraproducente y favorecer la propagación de las llamas.
Proyectos europeos con viñedos
En Cataluña han surgido iniciativas que integran la vitivinicultura en estrategias de prevención de incendios, combinando innovación agrícola y protección del territorio. Entre los ejemplos más destacados:
“Vins de Foc” (“Fire Wine”): impulsado por el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), promueve viñedos como paisajes resistentes al fuego. Las bodegas participantes reciben una etiqueta de reconocimiento ambiental y social. Este proyecto parte del programa europeo Horizonte 2020, que ha creado una red de vitivinicultores en España, Francia, Portugal e Italia que aplican técnicas sostenibles y colaboran con servicios forestales.
“Vi Fumat” (Empordá): esta iniciativa consiste en la producción de un vino distintivo elaborado a partir de uvas expuestas al humo de incendios forestales. Aprovechando las condiciones adversas que han sufrido los cultivos, destacan cómo las prácticas agrícolas de recuperación pueden contribuir a la prevención de incendios y al mismo tiempo generar valor económico y cultural.
“Mas Marès” (Alt Empordá): esta finca combina viñas, pastos y desbroce frente al mar desde hace más de 20 años. En 2022, un incendio fue detenido en su perímetro gracias a esta gestión en mosaico.
Asimismo, el Pirineo catalán acoge intervenciones puntuales como la plantación de viñas en laderas escarpadas, con un enfoque doble: restaurar tierras en desuso y establecer barreras naturales frente a los incendios.
La clave de todos estos modelos es que además de reducir el riesgo de incendios, también:
Mejoran el valor ambiental del paisaje.
Abren nuevas oportunidades de mercado y promoción para el vino.
Refuerzan el tejido rural frente a la despoblación.
Retos y acciones recomendadas
El sector vitivinícola europeo se enfrenta actualmente a varios desafíos como el descenso del consumo, la competencia con otras bebidas, la variabilidad climática o la mayor exposición a riesgos naturales. En este contexto, reforzar su papel como defensor del territorio puede ser también una oportunidad.
Las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel sobre Política Vitivinícola apuntan en esta dirección, definiendo las siguientes prioridades:
Promover usos del suelo multifuncionales y sostenibles.
Apoyar a los productores con incentivos para ubicar viñedos en zonas estratégicas.
Introducir herramientas de gestión de riesgos más eficaces.
Potenciar el enoturismo y la comercialización de vinos con valor ambiental añadido.
Además, la Política Agraria Común (PAC), a través del PEPAC, ofrece instrumentos clave como los ecorregímenes en cultivos leñosos, la intervención sectorial del vino y las intervenciones de desarrollo rural, que permiten financiar medidas de prevención de incendios ligadas a la agricultura.
El futuro del medio rural europeo
Los viñedos no son solo parcelas de cultivo, son parte del paisaje, de la historia y del alma rural de Europa. Con una gestión adecuada y apoyo institucional, pueden transformarse en una red estratégica de cortafuegos vivos, capaces de proteger tanto la biodiversidad como las comunidades humanas.
Iniciativas como las mencionadas anteriormente demuestran que es posible conjugar producción, sostenibilidad y seguridad. Una copa de vino, en este nuevo enfoque, puede ser también un brindis por un paisaje más seguro, resiliente y vivo.